CREEMOS PARA TENER VIDA ETERNA - JUEVES II de Pascua– 23-4-2020
CREEMOS PARA TENER VIDA ETERNA
Jn. 3,31-36
JUEVES II de Pascua– 23-4-2020
P. Ricardo
J. Vielma M.
Nos encontramos ante uno de los textos más profundos
del Nuevo Testamento, pero no menos importantes para seguir guiando nuestro
camino espiritual. Jesús sigue instruyendo a Nicodemo, y hoy la fe es el hilo
conductor.
En los últimos días el Maestro hablaba sobre la
necesidad de renacer, nacer de lo alto, de arriba, de lo celestial, aceptando
el don del Espíritu. Hablábamos entonces, de un cierto itinerario espiritual
que nos llevaba plenamente a las cosas “del cielo” sin olvidar lo terrenal.
Pero Jesús sigue insistiendo en la importancia del “creer” y la recompensa que
implica.
¿Qué significa creer?,
la filosofía y la teología coinciden en denominar esta acción como un acto del entendimiento humano, que
eleva al hombre a lo sobrenatural, dando un salto metafísico de lo finito a lo
infinito. Por supuesto una acción ligada a los seres racionales, pues la razón
es un primer requisito indispensable para la fe.
Ahora bien, alejándonos un poco de la fundamentación
teórica, en palabras más básicas creer es
aquél paso que da cualquier ser humano del conocimiento histórico de Jesús, al
encuentro directo con Él. Es
decir, en un primer momento vemos la vida terrenal de Cristo, contemplamos sus
acciones, sus hechos, sus milagros desde la misma Sagrada Escritura, pero no
basta con eso, pues su obra nos parecerá fascinante e inmediatamente estamos
llamados a dar el paso de un contacto interpersonal con Jesús, ya no meramente
como un hombre común, sino como el Dios Salvador, y esto último es lo que
denominamos creer.
Sin embargo, este creer tiene una recompensa, aquella
sobre la cual nos habla Jesús hoy: La
vida eterna.
“Vida” sin más, es un término que ya implica bendición, salvación, salud, e incluso, un milagro. Todos los días despertamos y
sentimos “esa vida”, pese a la consciencia de nuestro límite, físicamente
hablando; que en cualquier momento podría terminar. Así, como respuesta a ese
pensamiento finito que nos coloca la muerte como horizonte existencial, la fe
nos lleva a romper el límite temporal de
la vida, y hacerla eterna. Esto
es la plena convicción que podemos superar los límites físicos, e incluso
ontológicos de nuestro existir, que la muerte no es el fin sino un paso que
lleva a otro comienzo, que todos los hombres en Cristo están llamados a
promocionar desde su creer la misma humanidad, de un status limitado, a un status
superior. En palabras breves, aspirar a la vida eterna, es anhelar la participación algún día del mismo ser de
Dios, vivir para Dios, ser para Dios, y estar en Dios. [1]
Cf. MARTINI, Carlo. Diccionario espiritual (PPC: Madrid 1998), 45.
Jesús viene de arriba y quiere que renazcamos de arriba, ¿crees en eso?, pues si lo hacemos, aspiraremos a la vida eterna.
[1] Cf.
PIKAZA, Xavier. Diccionario Teológico El Dios Cristiano (Secretariado Trinitario: Madrid), 1032ss.
Lectura del santo evangelio
según san Juan 3, 31-36
El que
viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la
tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos.
De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El
que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios
envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre
ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la
vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios
pesa sobre él.«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en
verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos
visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y
no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha
subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo
que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo
del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».
Que podamos decir creo señor en ti pero aumenta mi fe.
ResponderEliminar