EL AMOR UNO Y TRINO- DOMINGO VI de Pascua– 17-5-2020
EL AMOR UNO Y TRINO
Jn. 14,15-21
DOMINGO VI de Pascua– 17-5-2020
No los dejaré huérfanos
P. Ricardo
J. Vielma M.
¡Feliz
Domingo! Que el Dios Uno y Trino los llene de abundantes Gracias, espirituales
y materiales esta semana. Sí, UNO Y TRINO, de esta manera los cristianos nos
referimos a nuestro Dios, pues es el título que mejor le define.
Hoy Jesucristo
en el Evangelio deja más claro este “misterio de la Santísima Trinidad”. Está a
punto de dejar a sus discípulos, debe “retornar al padre” (donde por cierto nos
preparará un lugar), por tanto no nos queda duda que el Padre y Jesús comparten
la misma divinidad. La intención del maestro se centra ahora en no dejar solos a
quienes ama, así que promete el envío de un “abogado”, “intercesor”, un “parakletos”, del Espíritu Santo. Estamos
entonces ante un Dios que manteniendo su ser, se manifiesta como Padre, Hijo y
Espíritu Santo, para derramar el amor divino sobre toda la humanidad.
¡No debemos
sentirnos solos y abandonados! No los
dejaré huérfanos es la palabra del Señor hoy. Nunca estamos sin Dios, pues
su misterio nos hace percatarnos que su amor acompaña nuestra existencia. El
amor en la inmanencia de Dios, es decir, en lo más profundo de la divinidad, no
se queda en aquella dimensión teológica que pareciera lejana a la humanidad, al
contrario, se derrama abundantemente del seno “Trinitario”, a los corazones de
los seres humanos, convirtiéndose así el alma humana, en el puerto donde la
barca de la Gracia divina arriba para hacer de la finitud la infinitud, de la
aridez, el verdor, de la enfermedad, la salud, de lo indómito, la suavidad y del
odio, el amor.
Ven Espíritu Divino, del Padre y de Cristo
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo. Amén
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 15-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le
pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el
Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo
conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en
vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo
no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo.
Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros.
El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será
amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Muy hermosa reflexión, gracias por compartir
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