SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO - Domingo 14-6-2020
SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Jn. 6,51-58
DOMINGO DEL CORPUS CHRISTI– 14-6-2020
Yo Soy el pan vivo que ha bajado
del cielo
No existe
únicamente lo que es evidente a nuestra vista. Los momentos más felices quedan plasmados
en el interior de nuestro ser, y se contemplan una y otra vez no con los sentidos
sino con el corazón; sólo existe plenamente aquello que se vislumbra con la
profundidad del alma, pues lo demás podría pasar por nuestro entendimiento como
una brisa en el ocaso. Pues Jesucristo ha querido tocar nuestra alma, y para
ello decidió hacerse presente en el tiempo de los hombres, haciéndose alimento
y bebida para quienes deseen estar junto a Él.
Razón tenía una santa que afirmaba: ¡Si tuviéramos ojos de ángeles, le contemplaríamos tal cual es!, pero aunque no los tenemos, mientras estamos por este mundo en calidad peregrinos, podemos contemplarle con nuestros ojos del alma, para recibir su Gracia transformadora.
Hoy cuando la Iglesia celebra la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo, percatémonos de la oportunidad de renovar nuestra fe. Es Jesucristo que nos pide comulgar de Él, recibirle, contemplarle, adorarle, y al al hacerlo nos exige a la vez una actitud de plena comunión con todos los seres humanos que nos rodean; no podemos recibir a Cristo plenamente si aguardamos odio en el corazón, pues su Gracia hará efecto en la medida que la vida sea una constante fuente de amor.
Si bien la mayoría no podrá recibir sacramentalmente a Cristo hoy, ¡recibámoslo espiritualmente!, ¡Ven a mí, Señor Sacramentado!, toca mi vida, mi alma, mi existencia, mi familia, llénanos de tu ser, Maestro generoso. Sácianos, pues tenemos hambre, quita la aridez, pues tenemos Sed. Oh Jesús, nuestro dulce amor y consuelo. Amén.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que
coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la
vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí:
«Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne
del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que
come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el
último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera
bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el
Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el
que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de
vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para
siempre».
Palabra del Señor
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