Las Campanadas enamoradas, noche vieja 2014, 31-12-2014



Las campanadas enamoradas
(En la noche vieja del 2014)

Cinco, cuatro, tres…. Y comienza el conteo que exaspera a una humanidad, y comienza la agonía de un viejo año, y ya se escucha el llanto parturiente de un año que vendrá, con su mochila cargada de sueños, y metas, que aunque parezcan utópicas, al ser combinadas con los designios divinos, pasan por una metamorfosis, desde lo imposible, hasta lo verosímil, desde lo imaginario hasta lo real; proceso mediante el cual aquél niño que soñaba con ser un gran profesional, hoy vuelve su mirada hacia atrás, observando cuán dura fue su niñez, cuán difícil parecía ser el transitar por los caminos bastos de la vida, para dar gracias a Dios, por un año que agoniza, por un año que vendrá.

Doce son las campanadas anheladas por una humanidad, cuyo interés se centra en sus supersticiosas acciones, enfocadas en sueños y proyectos, que entre uva y uva, son comunicados al Rey celestial, por un año que agoniza, por un año que vendrá.

Once, Diez, Nueve… campanazos, que despiertan al ateo, sonrojan al enamorado, erizan al infante, confunden al muchacho,  estremecen al mayor, y transportan al viejo hacia el recuerdo, por un año que agoniza, por un año que vendrá.

Ocho, siete, seis… repiques inseguros, menean las campanas, ¿Serán Catedralicias?, ¿Serán Llaneras?, ¿Serán de Milla?, o ¿Serán de Belén?, no importa la pregunta, lo único que sé, que si bien son merideñas, suenan por un año que agoniza, por un año que vendrá.

Cinco, cuatro, tres… cohetes tratan de anunciar aquello que para el niño, es una nueva realidad. Comienzan entonces los llantos de incertidumbre, el rico brinda, con su whisky entre las manos, el que lo pretende ser, con su vino no añejado, pero ¿Cómo brinda el pobre?, con su corazón en la mano y su crucifijo en el pecho, pues sabe que la vida, no es un sueño que se va, sino un sueño detonante, por un año que agoniza, por un año que vendrá.

Dos, uno, cero… y el reloj marca las 12, para muchos medianoche, ha muerto un año, ha nacido otro más.  ¿Qué ocurre señora campana?, ¿Por qué tanta violencia?, ¿Por qué perturbas mi sueño?, ¿Por qué te lanzan al vuelo?, ¿Acaso me despides?, pregunta el viejo año, pero aquellas campanadas, como señorita ignorando a un caballero, continúan su repique enamoradas del nuevo, por un año que agoniza, por un año que vendrá.

Han parado las campanas, ¿Ya no sonaran más?, con insistencia el año viejo, continua interrogándose, ¿quién me ha quitado mi amor? Pero entre abrazos y lloros, responde un joven príncipe: SOY YO, EL NUEVO AÑO, son ellas las que repican por mí, por un año que agoniza, por un año que vendrá.
Feliz año nuevo 2015

Seminarista Ricardo Vielma
31-12-2014

Comentarios

Entradas populares