El corazón interpelante, en la noche vieja del 2015, 31-12-2015
El corazón interpelante, en la
noche vieja del 2015
¿De dónde proviene esa la alegría que se percibe
cuando el reloj marca las doce?, ¿Quién pudiese explicar aquél hormigueo inconfundible
cuando el maestro de la radio recita con grave voz y con particular seguridad
las letras de Andrés Eloy Blanco?, ¿Por qué esto ocurre sólo en está única e
irrepetible noche del año?
¡Oh corazón humanizado que en lenguas humanas te
vuelves incomprensible!, ¡oh corazón de carne, que vives acongojado por tu
latir mortal, que vives sollozado por ver que al cuerpo a quien le sirves no
tiene nada que comer!, ¡oh corazón interpelante, péndulo de la vida, cuya razón
de ser, cuya fuerza para pulsar, cuyo aliento para existir, tienen su principio
en el germen, fundamento, causa, raíz y fuente de todas las procedencias, en
quién muchas culturas han denominado con tres escuetos caracteres, el God, el
Dio, el Dios omnipotente, humanizado, hecho pequeñito, con un corazón de carne
que ríe, abraza, se alegra, se acongoja, y que reclama un feliz año.
Corazón pedigüeño, de origen de divino, pues de Dios
vinisteis y a Dios partirás, eres tú el responsable de los sentimientos de la
noche vieja, que lates por un año que termina, por un año que se va.
Y saber corazón débil, que eres destruido, cuando un
anciano es abandonado, cuando bebe es asesinado, que eres demolido, cuando un
pobre es humillado, que eres devorado, cuando un inocente es calumniado, que
eres azotado, cuando el sencillo se quema por el sol a causa de una hilera inhumana,
lejos de la voluntad de Dios, para adquirir algo con lo cual vivir, para
conseguir un alimento con el cual reír, pues eres tú el corazón que late más fuerte,
en el momento en que esa fila de personas indignadas se va haciendo más corta
hasta conseguir lo deseado.
Y saber corazón débil que esta misma noche te
cuestionas: ¿Hasta cuándo Señor hasta cuándo?, ¿Hasta cuándo seguiré humillado
por una sociedad que piensa en sus propios intereses, por unos pocos que
disfrutan del sudor de otros, por unos incapaces de ver el rostro lleno de misericordia
del Eterno Padre?, o que repites junto al salmista, corazón interpelante: “¿Por
qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás
a alabarlo: Salud de mi rostro, Dios mío” (Sal. 41).
Es cierto ¡corazón humano!, llénate de Dios, da
gracias por el año que termina, ofrece el año que vendrá, ¡espera en Dios, ten
paciencia!, hay una luz al final del camino, hay esperanza en medio del avasallamiento,
no te acongojes alma mía, no lo hagas, no te dejes quitar el feliz año, no te
dejes quitar tu alegría, abraza, besa, habla, grita, ríe, ora, pero sobre todo
no pierdas el silencio de esta noche - regalo de Dios, en la que el corazón pobre
y el rico, el corazón poderoso y el débil, se unen para repetir sin cesar:
¡FELIZ
AÑO HUMANIDAD! - FELIZ AÑO 2016
Comentarios
Publicar un comentario