Y DEJÁNDOLO TODO LO SIGUIERON… 10-02-2019
Y
DEJÁNDOLO TODO LO SIGUIERON…
V
DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – 10-02-2019
¡Cuántos pesares! ¡No me salen
bien las cosas! ¿Por qué no obtengo los frutos que deseo? ¿Trabajo en vano? Son
preguntas que todos nos podemos hacer en algún momento de nuestra vida,
especialmente cuando los proyectos de nuestra cotidianidad toman un rumbo no
siempre querido; pero hoy, en nuestro V Domingo del Tiempo Ordinario
(10-02-2019), la lectura del Evangelio que nos propone nuestra Madre la Iglesia
(Lucas, 5, 1-11), nos ayuda a darle sentido a esos momentos un poco difíciles.
El evangelista Lucas nos
coloca en una escena muy particular, Jesús predicando al inicio de su
ministerio en el lago de Genesaret, junto a la gente más sencilla de su época.
La multitud le rodeaba, ¡veían en él algo diferente! Mientras tanto llegaba a
las orillas unos pescadores decepcionados, pues habían pasado toda la noche
pescando y no habían logrado nada. Jesús da la orden a Simón Pedro que remaran
de nuevo mar adentro, Simón Pedro pone una excusa, pero igual lo hace. El
milagro viene a continuación: ¡La red no podía sostener la inmensa cantidad de
peces que recogían! ¿Cómo puede ser posible esto? Vamos a darle un toque
teológico espiritual.
Estos pobres pescadores venían
de la noche, es decir, de la oscuridad, de las tinieblas, de una vida sumergida
en el estrés y en la desesperación, ¿por qué no el mal también?, se encuentra
al siguiente día con Jesús, que es la luz radiante que nunca se apaga. La
tristeza que les embargaba fue opacada con la alegría del contacto con el
Maestro y el milagro obtenido. Es el encuentro con Cristo el que transforma la
vida del hombre, su trabajo, sus expectativas, sus metas y proyectos; Simón Pedro,
aunque dudó, creyó, y como creyó obedeció a la palabra Divina, y juntos con sus
amigos, lo dejaron todo y lo siguieron.
¿Tienes algún problema
económico?, ¿algún problema familiar?, ¿algún problema laboral? Creo que debes
tomar la barca de tu vida, salir de la noche y remar hacia el día, salir de tu
misma tristeza y encontrarse con la luz que da alegría, con la luz
transformadora que permite darle sentido a la vida, con Cristo el Señor. ¡Dejémoslo
todo, y sigámosle! Señor Jesús aquí estamos, somos pecadores, pero queremos ser
parte de ti. Te entregamos todas nuestras angustias, tristezas y dolores, para
que podamos transformarlas a la luz de tu palabra. ¡Haz el milagro que
necesitamos! Amén. www.rjvielma.blogsport.com @fundacionmontesdeoca
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