II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – 
EL MILAGRO DE LAS BODAS DE CANÁ
 20-01-2019


¡Mis amigos!, ya estamos en los primeros 20 días del año, hemos iniciado la segunda semana del “tiempo ordinario” (donde la Iglesia contempla la vida pública de Cristo), y hoy domingo se nos presenta en el Evangelio de San Juan, el relato del “MILAGRO DE LAS BODAS DE CANÁ” (Jn 2,1-11). Jesús convierte el agua en vino: es el primer milagro, su primer signo mesiánico, con el que inicia su ministerio público entre el pueblo israelita. Son tantos elementos que nos sirven de ayuda para nuestra vida, pero quiero que compartamos lo siguiente:

María se preocupa porque el vino de la boda se ha acabado. ¡Ella también es madre nuestra y se angustia cuando nuestra felicidad se acaba, cuando nuestra vida cae en la desesperanza y la tristeza. Entonces va a su Hijo y le dice: ¡No tienen vino!, y aunque Jesús le recuerde que no le ha llegado su hora todavía, es decir, no habría llegado el momento en que se manifestaría tal y como es, un Dios encarnado entregado hasta la muerte. ¡Jesús le hace caso!, evidentemente es su mamá ¿cómo podría un ser humano ignorar a su Madre?, pues Dios tampoco lo hizo. María entonces le dice los sirvientes de la boda que hicieran lo que Cristo les ordenase, y así fue. ¡Ella es nuestra primera intercesora ante el Señor!, ¿si Cristo le obedeció a su madre en la tierra, cuánto más en el cielo? Anímense, rogad a nuestra Madre que nos ayude.

Cristo entonces mandó a llenar las tinajas de agua, y éstas de tener agua pasaron a tener un exquisito vino… ¡Ocurrió el milagro!... ¿Y por qué vino?, podría haber sido otra cosa… pues mis queridos amigos, si el AGUA en los tiempos de Israel representaba la VIDA, el VINO en su época significaba ALEGRÍA, por tanto, NUESTRO SEÑOR CONVIERTE LA VIDA DEL HOMBRE, triste, sumergida en problemas, en desesperanza y desidia, en la VERDADERA ALEGRÍA EVANGÉLICA. Si esas tinajas para la purificación de los judíos que fueron usadas para colocar el agua convertida luego en vino, representan entonces al antiguo pueblo de Israel, entonces ahora con Cristo, es pueblo se convierte en un nuevo pueblo, proclamador de la NUEVA NOTICIA DE SALVACIÓN venida del mismo Dios.

Oremos unidos: ¡Oh Dios y salvador mío!, sólo te pido una cosa, convierte la tristeza de un pueblo sufriente por las injusticias de unos pocos, en la verdadera felicidad y en la alegría eterna que sólo viene de ti. Amén. www.rjvielma.blogspot.com @fundacionmontesdeoca

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