Creer en tiempo de crisis, 30-12-2015
Creer en
tiempo de crisis
Ricardo Vielma.
Muchas veces cuando más necesitamos la ayuda de Dios nos parece que su presencia aún más se aleja, pero en los
momentos de gloria de nuestra cotidianidad, somos aficionados a dar gracias al
cielo por cuantos beneficios se nos han otorgado incondicionalmente. Ahora
bien, ¿qué sentido tiene creer en los periodos de crisis?
La fe del hombre se hace más fuerte
en la medida que su integridad padece a causa de las injusticias del mundo, o
de la mala salud fruto de la fragilidad humana, pero esta afirmación se muestra
incomprensible por quien comete el error de abrazar “una fe de los tiempos buenos”,
en otras palabras, una fe que solo alumbra cuando el ser humano siente que su
voluntad va en concordancia con los hechos de la vida, y que se apaga, en el
momento que sus deseos son opacados.
Pedimos a Dios cuando lo
necesitamos, le alabamos, cuando sentimos que todo es positivo, le bendecimos,
cuando los tiempos son favorables, le glorificamos, cuando nuestra naturaleza
humana se siente satisfecha; pero cuando llegan las tormentas, las
enfermedades, las tristezas, o los hechos incomprendidos, esa fe se tambalea,
se desploma, y nuestro ser es hundido en el mar de los problemas, y nuestra
alma gritará “!Señor sálvame!”, y nuestro bondadoso Dios nos dirá: “Hombre de
poca fe, ¿por qué has dudado?” Mt. 14, 31.
Dudé
Señor porque alejé mi mirada de tu rostro.
Dudé
Señor porque no uní mi vida a la tuya.
Dudé
Señor porque mi alma anheló los beneficios del mundo.
Dudé
Señor pues no fortalecí mi fe con tu Palabra.
Dudé
Señor pues no supe creer en tiempos de crisis.
¡Una
verdadera fe es aquella que unida a Dios, le glorifica en la luz y en la
oscuridad, en la alegría y en la tristeza, en la paz y en la guerra!
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